jueves, 7 de julio de 2011

Machu Picchu: Luz del antiguo Perú





Machu Picchu: Luz del antiguo Perú
Autor y fotografías: Fernando Barrantes Rodríguez Larraín
Arte y diseño: H


Índice:
• Introducción
• Machu Picchu: El misterio se revela
• Réquiem de Mozart por la Paz en Machu Picchu
• Una aventura al servicio de los grandes ideales
   Wolfgang Amadeus Mozart en Machu Picchu
• Los caminos a Machu Picchu






INTRODUCCIÓN

En 1987 el Instituto Nacional de Cultura del Cusco me entregó un informe oficial sobre el último estudio arqueológico de Machu Picchu, que me permitió redactar el artículo que publicó la Agence France Presse el 2 de octubre de 1987, cuyo primer párrafo es el siguiente:

"El misterio del origen de Machu Picchu el mayor y más visitado monumento que se conserva del antiguo Perú, ha sido dilucidado por el carbono 14 y recientes estudios del Instituto Nacional de Cultura (INC), que sindican su edificación en 1450 DC, durante el reinado del Inca Pachacutec".

Este artículo se publica a continuación de esta Introducción, junto con fotografías que tomé de Machu Picchu en 1991. La Introducción es tan solo mi recuerdo de cómo el INC del Cusco me entregó un informe que no estaba destinado a que yo lo publicara.

Machu Picchu tiene la particularidad de llegar a tu espíritu. Allí te envuelves en su energía. Todo es verde y el sol no abraza, no quema, simplemente te acaricia con su fuerza.
Cada vez que he ido a Machu Picchu, cuando estás subiendo, llega el momento en que tienes frente a ti al monumento inca. Entonces me pasa que digo: "Es igualito a la foto", no es decepción, solamente la realidad exacta.



Es igualmente cierto, porque tiene que serlo, que las piedras trabajadas, llevadas y colocadas por mano inca están inamovibles desde siempre. Se convertiría en una catástrofe una variación mínima de su monumentalidad.


Caminas, porque no tienes que caminar en un mundo de seres humanos que ya no son parte del mundo que tú conoces, ya nadie vive trasladando piedras en los Andes como parte de su servicio al Estado al que perteneces.
Machu Picchu es el paraíso de la perfección ecológica del dominio del ser humano de la naturaleza, ese es el encanto de una maravilla, porque no te puedes imaginar cómo su arquitecto, lo logró.


Llega un momento, en que la ruina arqueológica de Machu Picchu te atrapa, son piedras del pasado que te invitan a echarte en su grama, a recibir el sol de los incas. Entonces allí comprendes y sientes a Machu Picchu.

El lugar fue realizado por adoradores del Sol. Cada vez que he estado en Machu Picchu yo he sentido la luz del antiguo Perú y he creído que me he llenado de la energía del Tawantinsuyo o antiguo Perú, la patria de quienes caminaron por donde nosotros caminamos ahora.


En los años setenta, las primeras veces que fui a Machu Picchu, los hippies llamaban la atención porque se les permitía desnudarse en tanto permanecieran sentados y no estuvieran deambulando entre los demás visitantes.


Algunos de ellos eran comunicativos, no sorprendía que calatos, es decir, sin ropa, pudieran explicar con naturalidad su experiencia de integrarse a la naturaleza, un verdadero complejo de Adán.


Pero no me convencieron, porque Machu Picchu presenta la transformación y/o utilización de la naturaleza para que esté al servicio del ser humano y de su estado, el antiguo Perú, esa es su verdadera maravilla.


Entonces, yo prefería asolearme, como si estuviera en la playa. Así recibí la luz del antiguo Perú, cuatro veces con Russell, dos con Eduardo, una con Amador y otra con Oscar, mi amigo de antes de entrar al colegio. Nunca fui con Inés, a ella no le interesó porque no había campesinos.


Fueron cuatro veces, nada más las que fui, en una hicimos el camino inca, del Cusco a Machu Picchu y allí tomamos el tren a La Convención, para que una camioneta, previamente contratada nos llevara a Lima, Apurímac, para subir a Choquequirao, también monumento Inca.


Cada visitante de Machu Picchu tiene sus propios recuerdos, no es posible no tenerlos, yo tengo absoluta preferencia del momento en que con otros cuatro seres humanos que fueron mis amigos desde que los conocí hasta el último segundo de sus vidas, recibimos echados en la grama del monumento inca la luz del antiguo Perú.



En mis vacaciones de 1987 en la Agence France Presse, decidí irme al Cusco, con la única finalidad de cerrar el pasado. En la década anterior, los años setenta, estuve muchas veces en la antigua capital del imperio incaico. Esta visita de 20 días fue sumamente productiva. Cambió mi vida.

Estaba en mi penúltima noche, sentado en el mejor restaurante de la Plaza de Armas, absolutamente solo en un lugar lleno de gente que nunca había visto en mi vida. El viaje se me presentaba como demasiado largo, quería regresar, lo único que me atraía era que en cada mesa se hablaba un idioma distinto.

La mañana se me había presentado como excesivamente difícil, una caminata solitaria a Sacsayhuamán, que realice varias veces antes en el pasado, pero con mis amigos que ya no estaban en esta vida, se me complicó porque me agarró una lluvia muy fuerte. En Lima no estamos acostumbrados. Tenemos garúa.

En la caminata, los truenos me parecieron que eran atentados terroristas cotidianos en la época en la capital peruana pero no en el Cusco. El aguacero que cayó me pareció que era un río surgido del cielo me sorprendió justo cundo llegué a Sacsayhuamán.

No había dónde protegerse, pedí asilo a las vendedoras ambulantes de comida para protegerme con ellas debajo del plástico que cubría sus carretillas. A partir de ese momento comencé a invitar a otros turistas a que se guarecieran en el mismo lugar en el que estaba.

Llegamos a conformar un grupo grande de seres humanos muertos de frío y no tardé en sentirme totalmente debilitado, una de las vendedora me ofreció una papa sancochada para que la comiera, así me comí como cinco, no me cobró, en cambio a los otros les vendieron comida y les cobraron de inmediato.

No sé si pasaron varias horas o si fueron un montón de minutos, no hay cómo saberlo. Se me ocurrió hablar de la romería de 1980 a nuestro Señor de Qoyllority. Los vendedores de comida y sus familias me escuchaban mis anécdotas, comentaban, se reían, en algún momento sintieron pena, pero también se molestaban, alguna me reclamó. Sin embargo, todos estaban contentos de escuchar hablar de nuestro Señor de Qoyllority.

En el momento en que el aguacero concluyó, en nuestra condición de turistas cada uno tomó su propio camino, nunca nos vimos antes, nunca nos encontramos después.

Me quedé junto a la señora que me había dado las papas sancochadas que me habían devuelto las fuerzas. No me aceptaba ningún pago, hasta que dijo: "Dejaste tu billetera en el altar de nuestro Señor de Qoyllority. Papito lindo, yo no te puedo cobrar nada, yo vi con estos ojos".

No se en verdad de dónde trajo a un hombre para que reforzara su dicho. En esta vida no recordaba lo que ellos decían. Mi recuerdo era que Russell tenía que pagar la Misa de Qoyllority, en la mañana en que se bendice el hilo extraído de la montaña.

Pero Russell tenía el don de que la plata se le esfumaba de las manos, entonces molesto le entregué mi billetera. No recordaba más. Según la vendedora de comida, mi amigo le entregó el dinero al sacerdote y me devolvió la billetera, que yo boté al suelo.

Ella, la vendedora de comida, lo recogió y me la entregó. Pequeño mundo, recordé siete años después, que la puse en el altar junto a las ofrendas. Toqué el altar y me persigné. Nada más.

Ellos me contaron una tradición, sobre quién deja su bolso de dinero (billetera), en el altar del Cristo de las nieves andinas, naciente de todas las aguas del mundo, el río de la vida. Este nunca tendrá dinero, pero nunca le faltará nada, el Señlor de Qoyllority pasaba a cuidar de que siempre tuviera lo mejor.


Esto era una locura, en la práctica me estaban diciendo que nuestro Señor de Qoyllority administraba mi dinero, el que se me estaba destinado en esta vida, para que nunca me faltara nada.


En eso pensaba, esa noche en el mejor restaurante del Cusco, comiendo lomo con papas fritas, excelente pero de ninguna manera mejor que las papas sancochadas de la mañana.


Si contaba de regreso a Lima lo que me habían dicho los vendedores ambulantes, creerían que había enloquecido definitivamente, decidí guardar reserva, pero hice todo lo contrario fue lo primero que conté de regreso a casa, mi futuro estaba asegurado, sin dinero para siempre.

El culto de nuestro Señor de Qoyllority se realiza en la comunidad campesina Makayani, a cien kilómetros al sur del Cusco, camino a Sicuani. Es un Cristo campesino y comunero.


El santuario está a unos 4,800 m sobre el nivel del mar. Es un Cristo de las nieves, de las cumbres nevadas andinas.
(seguirá)






MACHU PICCHU: EL MISTERIO SE REVELA


Agence France Presse
2 de octubre de 1987


El misterio del origen de Machu Picchu el mayor y más visitado monumento que se conserva del antiguo Perú, ha sido dilucidado por el carbono 14 y recientes estudios del Instituto Nacional de Cultura (INC), que sindican su edificación en 1450 DC, durante el reinado del Inca Pachacutec.

Con las nuevas investigaciones dadas a conocer a la Agence France Presse por el INC, las principales teorías sobre la ciudad de Machu Picchu tendrán que reformularse, tanto las que le otorgan una edad milenaria como las que consideran su creación de fortín militar de resistencia  en contra de la conquista española.

Machu Picchu enclavada en el cerro del mismo nombre a 2,400 mt sobre el nivel del mar, está en una zona subtropical, entre los Andes y la selva amazónica y ubicada a 112 km  al norte del Cusco, la capital de los Incas.

El Director de Patrimonio del INC del Cusco, Félix Pallardel dijo que Machu Picchu fue construida para albergar a mil  personas en una zona que pertenecía a Pachacutec y cifra con la que se limita el flujo diario del turismo.




Pallardel refiere que el rey peruano Pachacutec, cuyo nombre significa ‘El gran constructor’ y conceptuado por los historiadores como el forjador del Imperio Inca reformó la arquitectura del Cusco Incaico (a 1,100 km al sudeste de Lima) quitándole la imagen de aldea que poseía hasta entonces.

De las obras de Pachacutec queda el Templo del Sol o Korinkancha del que supervive un gran torreón y unas cuantas paredes. En Machu Picchu existe una torre similar aunque de menor tamaño y a la que se le otorga el mismo nombre, tal vez por ello los cusqueños nunca dudan de su origen Inca.

“Machu Picchu fue construida con granito, un material que abunda en la zona. En su parte central se encuentra el templo del Sol, el Estilo es semicircular como el del Korinkancha, una característica de los templos incaicos a forma de tambor o a manera de una torre medieval europea”, expresa Pallardel.

El templo está edificado en un gran bloque de granito cuyo peso es de 200 toneladas y la roca presenta en su base un espacio que fue utilizado por los Incas para construir una tumba destinada a un gran personaje.

“La construcción es antisísmica y puede resistir un terremoto, el problema que se presenta es el deterioro por el tiempo y la naturaleza, lluvias, filtraciones de agua subterráneas y fallas geológicas que erosionan la montaña” señala como puntos esenciales para la conservación de la ciudad.

Sin embargo, el problema central es el templo ya que la roca “se está asentando y como se va hundiendo presiona el muro incaico, ya hay fisuras que han aparecido en la tumba real cuyas piedras han comenzado a separarse dejando espacios de 1 cm de ancho y existe el peligro que el muro se desplome”.

Los estudios en base a los restos encontrados ponen de manifiesto que Machu Picchu fue un centro administrativo de cultivo de tierras, pero también una primera expansión incaica hacia la selva, en momentos en que Pachacutec daba inicio a la etapa de las grandes conquistas territoriales.



Con el gobierno de Pachacútec (1435 y 1471), la raza quechua inicia su imperio dominando a las otras civilizaciones de los Andes y según el primer arqueólogo peruano Julio C. Tello, fallecido precisamente hace 40 años, los Incas echaron las bases de una nueva nacionalidad, común a todos.

Tello planteó que frente a elementos materiales independientes que existían, los Incas formaron con ellos una gran nación. Dejaron intactas las instituciones originales promoviendo su desarrollo y mediante la cooperación de tan diversas agrupaciones formaron un poder central de control y unificación.

Machu Picchu, un testigo excepcional de aquellos tiempos muestra una gran complejidad, desde sus terrazas de contención para evitar la erosión del cerro y hasta sus fuentes, plazas, viviendas, templos, depósitos y una pequeña cárcel.

Sin que exista explicación, un día la ciudadela fue abandonada por sus pobladores, al igual que los cerros colindantes el Huayna Picchu y el Mandor en donde existen igualmente importantes restos arqueológicos. Los conquistadores españoles nunca tuvieron conocimiento de su existencia.

La ciudad fue descubierta en 1911 por el norteamericano Hiran Binghan, que creyó descubrir la última capital incaica de resistencia de cincuenta años a la conquista española, que las crónicas llamaron Vilcabamba La Grande.

Esta tesis como otras no han sido probadas, pero hay también quienes niegan el potencial de los Incas y aseguran que todo es obra de extraterrestres, como la película filmada hace dos años en el Cusco por la actriz norteamericana Shirley Maclane que trajo malestar entre los cusqueños muy orgullosos de su pasado.

Centenares de miles de personas de todo el mundo, desde obreros a gobernantes confluyen hacia la ciudad Inca convirtiéndola en una Torre de Babel donde se hablan todos los idiomas, la próxima semana se espera en Machu Picchu a la esposa del Presidente de Francia, Danielle Miterrand.

Conservar Machu Picchu es un imperativo actual. Los recursos son limitados para vencer las erosiones y fallas geológicas, el INC requiere entonces de ayuda externa y el concurso de especialistas para colaborar en la formulación de un proyecto que permita mantener a través del tiempo a un exponente que resume la grandeza de una civilización milenaria, la que presenta el antiguo Perú.






REQUIEM DE MOZART POR LA PAZ EN MACHU PICCHU


Agence France Presse
22 de junio de 1990

El Réquiem de Wolfang Amadeus Mozart tendrá este viernes como escenario a Machu Picchu, el más colosal monumento incaico, en un concierto por la paz para un país desangrado por la violencia y en medio de las tradicionales fiestas del sol celebradas en los Andes Peruanos.

Las estructuras de Machu Picchu posiblemente sacralizadas al sol por los Incas otorgan un carácter inédito a la ejecución de la música de Mozart que estará a cargo de la Orquesta Sinfónica del Perú dirigida por el español Javier Guell y con un acompañamiento coral de 200 voces.



El espectáculo será irrepetible, música sacra europea para grandes catedrales católicas trasladada a la cima de una montaña y ejecutada en la gran plaza de Machu Picchu, rodeada de estructuras de piedra y un antiguo lugar de concentración de gentes para los ritos de la religión andina, la del antiguo Perú.

Machu Picchu enclavada en una montaña a 2.400 metros sobre el nivel del mar está ubicada en el sudeste peruano a 112 km al norte del Cusco la capital de los Incas. Es en la actualidad el símbolo de la civilización andina aunque en su tiempo otros complejos tuvieron una mayor importancia histórica.

Las características arquitectónicas de Machu Picchu junto con la distribución de ambientes y terrazas son incaicas, ningún trazo pertenece a otras culturas andinas precedentes estimándose su edificación entre los siglos XV y XVI, periodo del desarrollo de los Incas.

El Inca Pachacútec (1438-1471) quien inició la expansión de los quechuas hasta adquirir las dimensiones imperiales que encontraron los conquistadores españoles en 1533, fue también el gran remodelador del Cusco convirtiéndolo de simple poblado a gran capital, estimándose como el probable constructor.

Una simple caracterización de Machu Picchu la define como un centro administrativo de tierras y una explicación de tipo europeo encuentra templos, talleres, viviendas, y desde cárceles hasta palacios para el rey y la reina, incidiendo sin distinción en la disyuntiva de ciudad o gran fortaleza.

Machu Picchu está construida totalmente de granito, cuenta con unas 200 estructuras individualizadas. Posiblemente fue una capital provincial que permitió el control de la producción agrícola estatal, el manejo de la mano de obra la mayor riqueza del imperio- y las rutas hacia la selva.

El complejo carece de infraestructura para albergar a una gran cantidad poblacional, los estimados más optimistas inciden que no superó los mil habitantes y de acuerdo a las características organizativas de la dualidad andina tal vez sólo tuvieron residencia fija las familias y servidores de los dos jefes o “curacas” del lugar.






Una aventura al servicio de los grandes ideales
Wolfgang Amadeus Mozart en Machu Picchu
Agende France Presse
22 de junio de 1990

El español Xavier Güell dirigió este viernes el Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart en un concierto sin precedentes y dedicado a la paz mundial, desde el mayor escenario de la civilización andina, las ruinas incaicas de Machu Picchu, enclavadas en una cumbre del sudeste peruano.

“Estamos en un escenario mágico y lleno de energía”, dijo el maestro Güell al público antes de dirigir a la Orquesta Sinfónica Nacional ,de Perú y su coro compuesto por 200 voces, con los que preparó desde hace tres semanas el concierto en Lima.

Desde el momento en que la batuta de Güell arrancó las primeras notas del Réquiem, tal como lo había señalado como meta el director español, “se hermanaron una cumbre de la cultura occidental con la civilización andina”, cuyo principal legado es simbolizado en la arquitectura de Machu Picchu.

La música de Mozart, instrumentalizada en la gran plaza de Machu Picchu, a 2,400 metros sobre el nivel del mar, es el primer intento exitoso de tomar como escenario al monumento incaico para realizar actividades culturales de promoción y conservación del patrimonio del país.


El templo de las tres ventanas de Machu Picchu.


El templo de las tres ventanas de Machu Picchu.




Güell y los artistas peruanos demostraron, llevando a Mozart a los Andes, que el templo de las tres ventanas, el torreón al sol y otras estructuras de Machu Picchu, junto con sus montañas cubiertas de vegetación, se fueron integrando con el Réquiem, dejando de ser una enorme escenografía.

Los esquemas locales que sólo aceptan la instrumentalización de música folklórica en los monumentos arqueológicos, quedaron rotos y sin sustento, al igual que los cuestionamientos públicos y los silencios previos al concierto, en gran parte por la labor impecable de Güell.

El concierto se efectuó en medio de las tradicionales fiestas del Sol que se celebran en el Cusco, a 1.155 km. al sudeste de Lima, desde el tiempo del Imperio de los Incas, aunque occidentalizadas por la Iglesia Católica, que desde la conquista española le quitó “su raíz pagana”.

El objetivo principal del acto fue resumido por Güell como el de llevar un mensaje de paz a todo el mundo y un decir “basta ya a la violencia política!, física, cultural y económica, para luchar por la fraternidad y un mundo mejor”.

En sus agradecimientos previos, Güell había calificado el concierto de “gran aventura al servicio de los grandes ideales”. Los. innumerables “bravos” y “vivas” que arrancó al público -en su mayoría turistas europeos- al culminar la ejecución de los artistas, terminó premiando un excepcional trabajo.





Los caminos a Machu Picchu




La monumental ruina inca de Machu Picchu tiene dos caminos conocidos de acceso, la carretera que serpentea la montaña y un camino inca que lo une con Wiñay Huayna, llamada el pequeño Machu Picchu.

La carretera se transita en microbuses, movilidad que está unida con el pasaje del tren Cusco-Machu Picchu, también los excursionistas pueden realizarlo a pie, sobre todo aquellos que pernoctan en la zona. Las fotografías muestran el camino que luce como una pequeña línea marrón y también la propia montaña.







La alternativa que presenta el acceso a Machu Picchu es a partir de las ruinas de Wiñay Huayna, que lo une directamente con Machu Picchu. Son 8 kilómetros de un camino de piedra, a veces de tierra, a momentos al borde del precipicio. La primera fotografía pertenece a Wiñay Huayna, las demás a este extraordinario y verdadero camino inca.










El río Urubamba visto desde el camino a Machu Picchu.